1.4.08

Capuchino fortte (8:38:47 a.m.)

Abrir los ojos es replantear el mundo.

Me doy cuenta,
sólo cuando dejas la cama

y caminas despreocupada hacia el baño,
que el mundo está bien:
no es perfecto.
(Gracias a Dios,
gracias al Hombre).
De otro modo,
-yo, la imperfección total-
no tendría cabida en él.


El desamor del saldo de las tarjetas de crédito,
el quebranto de las flores en un velorio
y la democracia de la lluvia ácida,
me confirman.

El suspiro apretado de la mesera que sirve café,
la actitud banzai de una madre
al dejar a sus hijos en la escuela
y el súbito riachuelo que serpentea
entre banquetas y baches:
me inspiran.
Pero
sobre cualquier cosa,
cuando la mañana es esbozo del atardecer,
tu dulce y apresurado caminar
hacia la faena diaria,
apretando tu bolsa
al frío que tus senos denuncian:
me deshace.


El mundo me replantea; cierro los ojos.
Charlie
Odia las tijeras de la peluquería, ahora estética unisex. Gusta, muy de temprano (aún la cabellera de las señoritas esta húmedo y huele a durazno), tapar la entrada de un café con una taza humeante en la mano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Charly, este poema si está cabrón (entiéndase, que de lo que te he leído, este me conmovió). Te mando un saludo, y síguele dándole ruta al largo y sinuoso camino de la poesía

Desde Chiapas

Luis Daniel Pulido

Anónimo dijo...

Cocodrilo... Te sigo, te sigo...con boca de sapo aún: chiquita. No dejes de enviar tus mensajes. Vía e-mail, blog, aire, suspiro, sueño o celular. Un abrazo fuerte para ti y para esas largas carreteras que te han hecho libre y por lo tanto peligroso.