19.12.08

Ángel de la Guarda

Ángel de la guarda, dulce compañía…

Eran las 11:42 de la noche del 18 de diciembre de 2008, cuando recibí con alegría la invitación a hincarle los dientes a una jugosa cecina acompañada de unos mezcales y también de una excelente compañía en la casa de Rubén (Omito apellidos para protección de las personas involucradas).
Me apresuré a salir de casa y confíe mi destino a mi agonía (Coche de lujo venido a menos, mucho menos) y enfilé rumbo a casa de Rubén.
La era noche clara y estrellada.
Transcurría todo sin ningún problema cuando en una pequeña parte oscura de la calle de Reforma me envolvió la oscuridad. Una camioneta llena de agentes de seguridad me empezó a seguir, y a los pocos segundos me detuvo con un pequeño viraje impronto de la camioneta enfrente de mi agonía.
Con la determinación de un cadáver frené y esperé. Un tipo de botas y un rifle de mirada turbia se me acercaron. Con la gentileza de unos toques en mi vidrio con la boca del rifle me hizo entender que debía bajar mi vidrio.
A donde va?- Me preguntó. Uta madre! pensé, yo solo quería un mezcal y una cecina y ahora la cuadrilla de preguntas Metafísicas me agarró. Empecé a sudar. Piensa rápido me dije. Hablale del horizonte, de la tarde cuando el sol cae y los pájaros aprietan el pescuezo y …
Que adónde va? –
A casa de un amigo- respondí automáticamente.
Sin darme cuenta un segundo embotado y enriflado estaba dando vueltas alrededor de la agonía mientras la nariz del rifle husmeaba en busca de algún rastro. Se me acercó y se me quedo viendo fijo, la nariz del rifle había detectado un rastro sospechoso, había detectado mi miedo.
Bájese por favor, vamos a revisar el auto.
Me bajé y dócilmente fui conducido por el embotado hacia un especie de cadalso, todo esto mientras otros tipos ya habían abierto la puertas del auto y estaban revisando debajo de los asientos.
El interrogatorio empezó junto con mi credencial de elector (no hay problema, pensé, de seguro quieren revisar si voté en la elección pasada), le di mis datos y me sentí llenando un formulario de un facebook. De repente una orden me saco de ese placido instante. Abra la cajuela.
Abrí la cajuela (Que atentos, pensé, de seguro están checando si llevo llanta de refacción y gato hidráulico) y esperé. Todo iba bien, hasta que se me acercó uno que parecía el jefe (No porque fuera mejor vestido, sino que sacaba algo como espuma de la boca). No dijo nada, sólo dio una vuelta, me volvió a ver a los ojos, casi rozó su rifle conmigo, y se quedo parado como esperando una explicación.
Mis piernas telegrafiaron la respuesta.
No son horas de andar por la calle, porque no mejor se va a su casa-me dijo, mirando mi credencial de elector de nuevo. Usted vive al sur, ya no vaya al norte.
Me dio mi credencial de elector, me acompañó a la puerta, espero que subiera al auto y checó el cinturón de seguridad.
Por cierto, sus luces traseras no sirven, arréglelas que su auto se ve sospechoso- me dijo, dandomé una palmadita en el hombro. Encendí el auto, regresé a casa, apague mi celular y

..no me desampares ni de noche, ni de día.

dormí como un bendito niño; no había de que preocuparse, el estado seguirá cuidando de mí.

18 de Diciembre 2008. Estocolmo de Juárez
Chary A. Secas

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